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RECTIFICACIÓN DE LA HORA NATAL

Por Alan de Los Mares
Desde Bogotá Colombia

A propósito de temas generadores de desacuerdos y controversias interminables entre los astrólogos, como el de la hora de nacimiento y la rectificación de la misma cuando no se conoce, he sido interrogado por algunos conocidos sobre la disparidad de opiniones existente  sobre el asunto y la diversidad de “técnicas infalibles” para determinar con absoluta “precisión” -al segundo! (1)- el momento “exacto” de la llegada al mundo de un ser humano. Evidéntemente, son materias astrológicas no resueltas definitivamente –pese a lo que se afirme y pregone en contrario- y por lo tanto no hay unanimidad de criterios al respecto. Considero legítimo que cada quien -en éste y otros tópicos- salga en defensa de sus conocimientos y los aplique según su mejor leal saber y entender, lo que invariablemente siempre contará con el antagonismo de puntos de vista diferentes. Es apenas natural que ello sea así, gajes del oficio, como se diría. El meollo está en no hacer de la propia -en ese libre juego de posiciones encontradas- una dogmáticamente inexpugnable y autoritaria, que conduce, ipso facto, a las descalificaciones innecesarias, que luego se tornan en inútiles y estériles pugnacidades que toman rápidamente el camino de la abierta confrontación personal mutua. No es esta una alusión hacia nadie (soy absolutamente respetuoso de todos y cada uno de los miembros de la comunidad), o a alguna situación en particular, sino un punto de vista general.

Desde luego que tengo mi propio juicio formado sobre el particular, pero jústamente por las razones arriba expuestas eludo en lo posible volverlo tema de discusión.

Para que se vea qué tan es complejo es este asunto de las rectificaciones de la hora natal, me permito citar algunos párrafos tomados de la obra Introducción a la Historia de la Astrología, de Demetrio Santos -reciéntemente fallecido-, considerado el decano de los astrólogos españoles. Dice así Demetrio:

“Porque uno de los errores de la investigación de todos los tiempos entre los astrólogos ha sido tratar de probar los resultados obtenidos mediante postulados también astrológicos. Veamos un ejemplo: Ciertos métodos tratan de rectificar la hora de nacimiento, cuando ésta es dudosa, apoyándose en las direcciones primarias o secundarias y así tratan de corregir la posición del ASC., dudosa, mediante una regla que también es dudosa: la de las direcciones. La regla sería verdadera y fiables sus resultados siempre que demos como fiables las direcciones; pero éstas están puestas en tela de juicio por muchos investigadores, y necesitan ellas mismas de comprobación, lo que hace derrumbar todo el sistema construido sobre ellas. El único método válido en este caso será demostrar las verdades astrológicas con apoyo en la física, las matemáticas o ciencias ajenas a la astrología. En el caso presente de rectificación, el único medio es AVERIGUAR (subrayado y mayúsculas míos) la hora exacta y el límite máximo de error por los DATOS QUE FIGURAN EN EL REGISTRO CIVIL O ANOTACIONES EN CLÍNICAS U HOSPITALES, DANDO PRIORIDAD A ESTE DATO SIN UTILIZAR NINGÚN MÉTODO ASTROLÓGICO (subrayado y mayúsculas míos), en el que habría ya una petición de principio. Dice M. Gauquelin al respecto: ‘incluso suponiendo que admitiéramos la idea astrológica  (de las direcciones) desde un punto de vista científico éste sistema es totalmente aberrante y carece de toda base; en la práctica, nunca conseguí el menor resultado”. Hasta aquí Demetrio, de quien no se dudará de su idoneidad astrológica, aun cuando no se esté totalmente de acuerdo con él. De entrada, la posición de Santos es fuertemente polémica.

Ahora bien, para que se aprecie lo embrollado de la cuestión, me permito mostrar una captura de pantalla de un correo electrónico que me fue enviado por una muy apreciada señora, jústamente a propósito de la rectificación de su hora natal.

Como se lee en el correo, la dama recurrió a varios astrólogos (cuyos nombres y el de ella omitimos obnviamente) todos muy conocidos y expertos en técnicas de rectificación, los cuales concluyeron en horas muy distintas y distantes.


“Alonso yo le habia comentado antes que yo habia pagado a varios astrologos para que me rectificaran la hora y lo hice varias veces por siempre me han dado una hora diferente  y sigo con la duda, y ha sido usted la persona que hasta ahora me ha ayudado e informado sin cobrarme un peso lo cual le agradezco mucho. Bueno la pregunta es hoy encontre los email con las direntes rectificaciones por ****, ****, ****, **** y tambien **** me dijo que a las 2:40 am. Si usted quiere le mando estos email para que usted los mire y depronto pueda coinsidir con alguno o con ninguno. Bueno la verdad le digo que aun que creo que el señor **** hizo un buen trabajo. Mucho despues que le envie el pago me dio por ver de nuevo el estudio que el me envio y me doy cuenta que muchas de las fechas que yo le habia dado el las puso mal, cambio el mes o año del acontecimiento. Bueno dejeme saber si es buena idea que yo se los mande. Una feliz noche. Y no me canso de agradecerle.”


Evidentemente, hay un momento exacto en que ocurre el nacimiento, el tema es la hora. Generalmente, a despecho de la relojería suiza de alta precisión, no hay dos relojes que marquen al tiempo la misma hora, lo que indica, por otra parte, que no necesariamente la  que muestra el reloj en la sala de parto es la correcta. No obstante, tratándose de exactitud, los astrólogos con todo su arsenal de direcciones primarias y demás novedosas técnicas de “punta” nos dicen haber encontrado un mecanismo insuperable, superior incluso en precisión a un reloj atómico. Convengamos, en gracia de discusión, que este mecanismo, estas herramientas, funcionan y pueden arrojar resultados bastante acertados. El pero está en el astrólogo mismo. ¿Se puede confiar a ciegas en su juicio y criterio certero a la hora de juzgar una determinada dirección indicadora de un suceso que avalaría el procedimiento de rectificación?. Soy escéptico al respecto, y con todo respeto lo afirmo. En mis archivos reposan decenas, diría centenas, de análisis astrológicos basados en estas técnicas, los cuales he leído y estudiado con la atención, el cuidado y la seriedad que ameritan, y ello me lleva a formular esta opinión.